La Catedral Metropolitana neoclásica de Buenos Aires es el principal templo católico de Argentina. Se encuentra ubicada en la intersección de la calle San Martín y la avenida Rivadavia, del barrio porteño de San Nicolás, en frente a la Plaza de Mayo.
Una de las cosas que sorprende a quien visita la Iglesia catedral es la diversidad de estilos que es posible observar en su interior. No olvidemos que su construcción (la de la actual) fue iniciada en el siglo XVIII y recién pudo ser concluida a principios del siglo XX, pasando por muy diferentes manos, de arquitectos y constructores, quienes, según la oportunidad o momento, fueron cambiando o agregando algo, desde elementos un tanto barrocos, hasta su estilo fundamentalmente románico. Es uno de los templos que impresionan por su volumen y grandiosidad: recordemos que su nave central está próxima a los cien metros de largo; su piso, de especial belleza de mosaicos diminutos, tiene una superficie que se aproxima a los tres mil metros cuadrados.
Es uno de los pocos edificios catedralicios de la Argentina que posee una nártex. Este consiste en un pórtico de entrada, cerrado, con lo que podríamos "llamar doble pórtico", como si fuera un gran vestíbulo, anexo a las naves de templo. Se le ve separado, antes de ingresar a las naves propiamente dichas, por sendas puertas que coinciden en posición, estilo y volumen con las que, en frente, comunican con el exterior. En los primeros siglos de la Iglesia este lugar, el nártex, se reservaba para los catecúmenos, quienes seguían desde allí las ceremonias y predicación, pero al iniciarse el Ofertorio de la Santa Misa, se retiraban, por no encontrarse autorizados a permanecer durante la liturgia eucarística.
Contra lo que muchos piensan, por último, la catedral no es de tres naves, sino que tiene cinco. La principal, cubierta de una bóveda de cañón corrido y un crucero cubierto por una cúpula que, sobre un tambor circular, alcanza los 41 metros de altura.
Desde la nave lateral derecha se accede al mausoleo que guarda los restos del General San Martín, ubicado en su cuarta casilla, que está allí desde 1880, y que fue obra del escultor francés Carrier Belleuse (inspirado en el eclecticismo francés, que imperaba en Europa en ese momento).
En el interior, la cúpula, el presbiterio, los brazos del transepto y la nave central, fueron decorados por el italiano Francesco Paolo Parisi con unos frescos renacentistas, pero se perdieron a causa de la humedad.
En la capilla San Martín de Tours (ubicada en el ala izquierda) está el monumento al Arzobispo León Federico Aneiros, una obra del escultor Víctor de Pol, que es un mausoleo en mármol de Carrara y piedra, con la figura del prelado arrodillado en su centro. Las catorce pinturas del Vía Crucis son obra de Francesco Domenighini, otro italiano, y originalmente se encontraban en la Iglesia del Pilar.
El piso fue diseñado en 1907, por el también italiano Carlo Morra, y fabricado en Inglaterra en mosaico veneciano.
El 17 de agosto de 1947 se descubrió sobre la derecha del frente una lámpara votiva con una leyenda que dice "Aquí descansan los restos del Capitán GeneralDon José de San Martín y del soldado desconocido de la Independencia. ¡Salúdalo!"
El altar mayor (dorado y de grandes proporciones) se impone en el medio como el punto más destacado del centro, y sus formas sinuosas y espiralazas, junto a su ornamentación de flores y rocalia (piedra), delatan su estilo Churrigueresco.
En el brazo izquierdo hay un altar con una imagen llamada “Santo Cristo de Buenos Aires” (una escultura de madera de algarrobo policromada que representa al Cristo crucificado antes de su muerte, en tamaño natural). Al final de la nave izquierda se llega a un altar dedicado a la Virgen de los Dolores (una de las primeras traídas al país).
Otra imagen más moderna es la del Cristo del Gran Amor (Luis Álvarez Duarte, 1981), con la que todos los años, el viernes santo, se celebra un vía crucis.
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